EN ANDALÚ

(Del libro "Viaje por mi Andalucía Interior")

Al llegar a casa un día,
encontré a mi niña triste.
No cantaba, no reía,
no me contó ningún chisme.
No llegó a enganchar mi cuello
ni a decirme: ¿ qué me traes ?,
ni me tiró ningún beso
cuando tó los días lo hase.
La hise venir a mi lao,
y le pregunté asustao ....
¿Tú qué tiene, mi tesoro ?
Di, bien mío, ¿qu´ha pasao?.
Y me dijo: ná papá;
son pamplina, de verdá.
¿Como no, esperanza mía?
¡No le ocurte ná a tu pare!
¿De qué zon ezos churrete?
¡Tú has llorao, no me engañe!
Cuéntame, mi chiquetita
pá que se vayan tus male.
No ha sio ná popaito,
que la maestra má reñío
porque dise que no sé hablá.

Que aunque ella me enseña,
y por mucho que se empeña,
yo lo sigo hasiendo iguá.
Me dise cada momento
que no diga malamente,
ni p´alante, ni p´atrá,
ni contrimá, ni aluego,
ni compare, ni mumá,
que tampoco diga agüelo,
pare, mare ni jartá.
Que con la ese me hago un lío,
que a veses la pongo de má,
y que aluego me la como
cuando va puesta ar finá.
Como lo dijo delante
de toítos los demá,
sentí un núo en la garganta
que no me dejó respirá,
al tiempo que se ponía
mi cara, toa colorá.
y mientras tós se reían
me tenío que sentá
llorando a lágrima viva,
achará y avergonzá.

¿ Eso ha dicho, vida mía?
¿ eso ha dicho?, ¿de verdá?,
¿ Y se quea tan tranquila
jhasiendo a un ange llorá?.
Pos mañana viá dí yo
a hablá con esa señora:
vamo a vé quién de los dos
es esta vé er que llora.

Me presenté al día siguiente
a la entrada de la escuela,
me fui mú resuertamente
pá ella ná más que verla,
y le dije, secamente,
en un tono agrio y duro:
Mirusté, señá maestra,
que lo de señá... lo dudo
si es que quiere que en mi tierra
se quede to er mundo mudo.
Entonse, mu sorprendía
me dijo: ¿qué es lo que pasa?.
Y le contesté enseguía ...
pos ahora se lo digo
en sólo cuatro palabra:

Pasa que mi niña viene
a la escuela pá que usté
le enseñe las cuatro regla,
a escribí, a bordá y leé.
que aumente sus conosimiento,
le enseñe lo que no sé
y ensanche su entendimiento
pá saberse desenvorvé.
Pero no le pueo aguantá
que la humille y la avergüense
delante de toa la gente
porque no sepa ni hablá...
según a usté le parese.
Tenga en cuenta que quisá
en Madrí, en La Coruña,
en Burgo o en Valladolí,
hablen como usté pretende:
sin dejarse atrá una ese,
sin esa jhache moruna
y sin el deje andalusí,
pero ahora le recuerdo
que no se encuentra en su pueblo,

Y que a ver como se entera
que aquí no hablamos así
porque nosotros tenemo
otro idioma más sinsero
sin reglas y sin fronteras,
sin ortografía ni fartas.
Una lengua diferente
que expresa dirertamente
lo que se siente en el alma;
¿ pá qué otra cosa si no
s´han inventao las palabra?
Asín que, aunque usté exija
que al leé o al escribí
lo hagan en el lenguaje
que utilisan en Madrí,
cuando le hable mi hija,
por favó, no la corrija
y deje que use el de aquí.
Y tenga siempre presente
de que está usté en er Sú,
y no es que se hable malamente;
es que se habla EN ANDALÚ.

Agustín Pérez González