COSTALEROS DE CRISTOS VIVOS

(Del libro "Tos por Iguá")

Esos costaleros cuidan cada noche a Dios velando la cabecera de sus hermanos, ofreciendo plegarias por su salud y "arremangándose" para limpiar la casa de aquellos que no pueden hacerlo. Por la mañana, antes de partir hacia el cenobio, cargan con Nuestro Padre Jesús el Pobre y, en una levantá a pulso, le ofrecen una revirá de lujo para cambiarle las sábanas. Y también ciñen su costal bajo Nuestro Padre Jesús de la Mala Muerte, para llevarlo hasta el sepulcro de su cama y ungirlo de perfumes como hiciera Santa Marta; para envolverlo en la Mortaja de una inmaculada sábana de tan refulgente blancor como la más famosa del barrio del Baratillo o para depositarlo en la sagrada urna y proceder a su Santo Entierro. Una vez que todo se haya consumado, serán costaleros de Nuestro Hermano Despojado y con sus vestiduras aliviaran los cuerpos de otros tantos Cristos de las Mil Necesidades que con Humildad e Impaciencia acuden a sus conventos para buscar la Paz de sus ateridos cuerpos y la Victoria sobre el hambre. Cada día cargarán con las Penas de Ntro. Padre Jesús de la Enfermedad, acompañarán al Señor Cautivo en su piso y abandonado por sus familiares, para llevarles aire fresco del parque de sus sentimientos, mecerán con mimo a Ntro. Padre Jesús Desahuciado y harán de cirineos para ayudarles a llevar más dignamente su pesada cruz. Y cada día, siempre arrodilladas a los pies de la cruz, harán de Magdalena por la Macarena, de María de Cleofás para recibir las palabras de Jesús de las Siete Quejas, y piedra sobre la que se apoye el Señor de las Tres Recaídas y también, cada mañana, enjugando el rostro de los enfermos, dejarán la huella de la Cara del Maestro sobre las toallas con las que cada día hacen de Verónicas de Sevilla

Agustín Pérez González