PASO DE PALIO

(Del libro Cofrade por la Gracia de Dios)

Un paso de palio es
un pedacito de cielo.
De cielo con sus estrellas
bordadas en terciopelo.

De cielo con nubecillas
hechas de aroma de incienso
que elevan en sus volutas
las oraciones del pueblo.

De cielo de vía láctea
hecha pabílos ardiendo
alrededor de una cara
que es el mismísimo cielo.

De cielo en el que una lluvia
de gotas de sufrimiento
va cayendo de sus ojos
para humedecer los nuestros.

De cielo en el que la Luna,
siempre obediente a sus ruegos
pone a sus plantas la plata
de sus rayos más excelsos.

Un cielo en el que, volando
palomas que son pañuelos,
van enjugando su llanto
por el que va en el madero.

Un cielo en el que atardece,
lubricán de firmamentos
donde las luces y sombras
caminan a paso lento

por las calles de Sevilla
prestando rojos reflejos
a sus rincones y esquinas
que se convierten en rezos .

Un cielo el techo del palio,
que así se llama por cierto,
al que rodean cuatro paños ,
abanicos de misterio

con flecos de seda y oro
que acompasan movimiento
al paso triste o alegre
de treinta y seis costaleros.

Un cielo de candelabros
que lucen como luceros
para sacar en el manto
mil matices y reflejos
a los bordados de oro
y al brillo del terciopelo.

Cielo de clavel y nardo ,
jardín de todo universo
donde la flor más bonita
es su cara de requiebro.

Esencia de orquídea blanca
y de gladiolo enhiesto,
de rosa cuya fragancia
besa a la noche en silencio.

Cielo de rosa y camelia
cuya fragancia los vientos
la transforman en plegaria
cuajada de sentimiento.

Y es que un paso de palio
es gloria y es universo,
es el trono de la Madre
de todos los costaleros .

Un cielo que a cosa hecha
los sevillanos hicieron
para quitarle la pena
a la Reina de los Cielos .

Agustín Pérez González